
- Comprobar que todos los empleados tienen los recursos necesarios para hacer el trabajo.
- Asegurar a sus empleados (después de una concienzuda formación) que se les apoyará cuando utilicen su propio juicio en una acción para satisfacer al cliente.
- Hacer partícipes a sus empleados en decisiones sobre ciertos aspectos de la política de la empresa y el manejo de sus propias tareas específicas.
- Formar a los empleados para que se puedan sustituir entre ellos cuando sea necesario.
- Instruir a su personal en unos conocimientos básicos del servicio al cliente e interacción social. Sonreír con naturalidad, charlar y escuchar atentamente no es fácil de lograr.
- Enseñar a sus empleados cómo encaminar una situación que exija una decisión rápida y saber llevar las discusiones para resolver los problemas o manejar situaciones difíciles e inusuales.
Como buenos "embajadores", los trabajadores deben comprometerse a promocionar sus productos o servicios. Por ello, pregúnteles a sus empleados: "¿Comprarían ustedes nuestro producto y elegirían nuestro servicio?" Mejor aún, pregúnteles si recomendarían su empresa a su familia o amigos.
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